GARGANTA
En la exposición “El día más hermoso” en el MNBA, se proyectan en un formato monumental, pensando en que esas obras fueron realizadas sometidas al formato técnico de un monitor, al menos tres obras que reproducen un mismo programa de recusación fóbica de la pintura, en Madrid, en Trujillo, y en Berlín. Resulta sorprendente constatar de qué manera, a Leppe, por un lado, no le importaba la especificidad del sitio de recepción, y por otro, manifestaba una enfática preocupación por “entregar” un mensaje que declaraba, siempre, el carácter de su lugar de origen. Lo cual puede sostener la hipótesis de que Leppe es un precursor del discurso decolonial. Imagínese usted, ir a París a devolver (literalmente) el alimento europeo que domina nuestra culiniaridad artística. Me refiero al vómito de la torta azucarada sobre el cuadriculado (racional) del piso del baño de hombres del Musée d´Art Moderne de la Ville de París, portando un traje de vedette coronada por un armado de plumas tricolores (b