AICA
El jueves 12 de septiembre se realizara un webinar organizado por AICA Internacional (Asociación internacional de críticos de arte) bajo el título “Parálisis y disrupción en la crítica de arte de la Sudamérica andina”. En el texto de la invitación se señala que ”entre 1960 y el año 2000 se establece una importante división entre la crítica de arte que se articula en las universidades y la que desarrollan legos y profesionales en los medios periodísticos y otros canales de difusión”. Uno de los propósitos de estos encuentros, como se agrega en la invitación, es realizar “un examen minucioso en torno a los modelos críticos con los cuales se piensa el arte en las distintas regiones comprendidas así como visibiliza a los críticos que han sido pioneros de metateorías como la identidad cultural integracionista que buscaba definir un arte latinoamericano”. Es preciso saludar esta iniciativa, ya que AICA (nacional) ha quedado en una incómoda posición por su silencio respecto de la polémica surgida en torno a la exposición “Luchas por el arte” (MNBA, Santiago de Chile). Ha ocurrido, justamente, aquello que AICA Internacional reconoce, parcialmente, en su invitación: importante división entre la academia y el periodismo. Sin embargo, esta consideración se ha quedado corta. La división no se establece entre la academia y el periodismo; sino entre Crítica, Academia y Periodismo. Ha dejado fuera a los(as) críticos(as) que han sido pioneros(as) de metateorías que han buscado definir nuevos rumbos en el análisis del arte latinoamericano. Hizo falta que AICA (nacional) se pronunciara en favor de la autonomía de la función critica, en la medida que gran parte de las observaciones producidas en los medios de prensa se han acercado peligrosamente a promover tanto la descalificación como la restricción del trabajo curatorial. En este sentido, AICA (nacional), con su silencio, promovió la parálisis frente a los argumentos expresados por un tipo de producción periodística, que desatendió el rigor de la propuesta planteada por una exposición producida, a través de una iniciativa curatorial que cabe en lo que la propia AICA Internacional califica de meta teórica. Lo que se esperaba de AICA (nacional) era una posición férrea en favor de la defensa de la actividad curatorial y de la función de la crítica. Solo eso. Mas aun, cuando en este caso, ha habido evidente articulación de la academia y de los medios. Mas bien, ha quedado demostrado el uso que los medios hacen de la academia, subordinándola para ilustrar sus crónicas, dejando el ejercicio de la crítica en una posición de fragilidad institucional extrema. Esto sienta un grave precedente, porque hace suponer que AICA (nacional) ha sido permeada por una forma de periodismo que se ha empeñado en perseguir -por decir lo menos- a la “teoría critica disruptiva”, que AICA Internacional se ufana en reconocer en otras latitudes. Ha sido una decepción, porque lo que se espera de una asociación internacional patrocinada por UNESCO, es la protección mínima de una actividad sobre la que ha descansado, entre otras, la propia existencia del arte latinoamericano.

Comentarios
Publicar un comentario