DES/LEER



La lengua francesa permite unas expansiones, digamos, “delirantes”, en el sentido que adquiere la palabra “dé-lire”, como acto de des/lectura. Eugenio Téllez practica una pintura literaria que plantea la necesidad política de des/aprender lo que el universo de la doxa nos ha enseñado y que continúa día a día in/formándonos. La pintura es una práctica de des/información de la doxa, valga la repetición.  Bertrand Leclair en “Dans les rouleaux du temps” (Flammarion, 2011), escribe que “aprender a leer es también aprender a des/leer y a des/ligar (desplegar) el texto fijo que nos precede: aprender a reencontrar bajo el discurso el presente del mundo, el presente que es el mundo”. Pero, un presente derrumbado por el peso del pasado que no cesa de imponer sus condiciones de impostura. Aprender a des/leer la imagen de Lin Piao enarbolando el Libro Rojo, como la base de un cliché que define el destino de unas luchas, para las cuáles, la noción de “carne de cañón” opera en toda su eficacia. Para des/aprender es necesario haber aprendido. Haber pasado por el taller de Stanley Hayter. Parece obvio. No lo es.  Repetimos la historia de acuerdo con el modelo implícito en el comienzo de “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”. Será posible, entonces, concebir la obra de conjunto de Eugenio Téllez, como una declinación de dicha frase, agregando una segunda, que aparece más adelante en ese “raportti delle cose della Francia”, según la cual, Marx se pregunta por esta extraña costumbre que tienen las clases llamadas a cumplir con la misión de su tiempo, de vestirse con ropas de épocas anteriores.  Eugenio Téllez concibe, desde siempre, su trabajo, como declinación visual de este travestismo textual, cuyos antecedentes ya los había encontrado -en germen- en los poetas y escritores santiaguinos de mediados de los años cincuenta, que producen una poesía y una novelística de la decepción. Cierto: Marx nunca escribió en italiano. La cita inventada se refiere a que el relato de las luchas de clases en Francia se asemeja a los informes diplomáticos que escribía Maquiavelo, para la Señoría. Los cuadros de Eugenio Téllez son informes de campo, dibujados y pintados para dar cuenta del estado efectivo de la correlación fuerzas cromáticas y gráficas disponibles para hacer el relato de la decepción.  Des/aprender supone un esfuerzo considerable, en el que la literatura juega un rol fundamental, porque es uno de los raros modos de existencia que pueden concurrir, porque su práctica no es del orden de un saber constituido, sino de un orden siempre en movimiento del conocimiento; es decir, del orden del temor, de la fatal extrañeza de un mundo que se percibe pero que no puede ser dicho.  


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