PERVERSA
A propósito de las pinturas de Verónica Cárcamo, ha quedado en segundo plano la distinción entre historia y tema (motivo). La historia de los referentes fílmicos, recortados como si fueran páginas de prensa impresa y redistribuidos en una composición determinada, hace que se fije la atención en las poses cogidas en la instantaneidad de una fuga. Todas las escenas están armadas desde la percepción de una catástrofe cuyos alcances están ya delimitados por las miradas de terror, los gestos de defensa, las indicaciones delatoras de un inminente peligro que acecha desde el fuera de campo. Todo eso corresponde a la historia narrada. En el terreno del motivo, sin embargo, todo está puesto para relevar la importancia de las determinaciones tecnológicas, que pervierten el campo pictórico, ya que todas las piezas han sido ejecutadas con magenta, cian y amarillo cadmio, que son colores que se usan en la industria gráfica. Verónica Cárcamo le tiene fobia al óleo Winsor&Newton y emplea tintas de imprenta para pintar. Lo que se llama: una perversión suplementaria. Porque por esa vía recusa la noción conservadora de la pintura como “ventana abierta al mundo” y afirma la radicalidad de la página impresa como referencia determinante. Hablé en la entrega anterior de la revista “Rosita” y del “due tono”. Verónica Cárcamo menciona la revista “Rico Tipo” como el origen de su sistema de restricciones, porque aprendió que la pintura no es un asunto de emoción, sino, como el sueño, es un asunto de pensamiento; pero, agregaré, de pensamiento del impreso, que toma el valor de un argumento que prolonga su dependencia de las materias viscosas. Por eso, si el punto de partida es el impreso, el punto de arribo es la deposición de materia que anticipa el valor de la mancha, intensificando la disputa entre las gamas de color ya mencionadas, connotadas por la hegemonía zonal de cada una de ellas, según la consistencia de la historia narrable, que es asignada al cuadro como zona de sacrificio. De ahí, el título de la muestra: “Elije un día”. Sin embargo, un día es una lonja de vida (“tranche de vie”) que anticipa una lonja de vista (“tranche de vue”). Eso ya lo sabemos. El título es una trampa necesaria, cuyo propósito es confundir las cosas que se extienden entre el ojo y la mirada. Es decir, entre el ojo que percibe el efecto de superficie de las revistas y la mirada que reconstruye el defecto de una deposición de pintura, a la que se accede por sus lapsus, sus equivocaciones reguladas y sus astucias encubridoras.
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