SEMINARIO
En el 2011 fui invitado por Rodolfo Andaur a Iquique, para participar en un seminario que tuvo lugar en un bus especial que hizo el trayecto hasta Pisagua, en compañía de un grupo de artistas y curadores. El formato de un bus de turismo, con micrófono incorporado, fue el soporte de un encuentro inolvidable, que duró tres horas a lo menos, en el curso del cual sostuvimos una larga conversación con el cineasta santiaguino Carlos Flores del Pino y el sociólogo iquiqueño Bernardo Guerrero. El primero hizo el relato de dos obras, de las que hay que hablar. El segundo, especialista en la cultura tarapaqueña venía de publicar un libro sobre el boxeo en Iquique, donde expandía la noción de “Iquique, tierra de campeones”. Pero de lo que hablaba, y sobre ellos se extendió durante el trayecto-seminario, fue en su hipótesis sobre lo que denominaré un reemplazamiento del cuerpo obrero, sancionado por la fotografía, en un soporte que inventada el cuerpo deportivo como estrategia de compensación simbólica. ¿Qué es lo que estaba detrás, como una infraestructura discursiva? Estaba el relato de la masacre de Santa María de Iquique. El cuerpo reprimido en las luchas perdidas era recuperado por la propia clase obrera a través del “exhibicionismo” de una libertad de movimiento regulada por las reglas del evento deportivo. Solo que dicha eventualidad había logrado convertirse en un monumento social y había construido un mito, que apelaba a una dependencia filial con la figura del pampino. Pensar sobre el boxeo era contribuir a la puesta en movimiento de las coreografías locales, de modo que de inmediato Bernardo Guerrero nos acercaba a los bailes de chinos, como la capa de una cebolla que permitía dar cuenta de un complejo cultural que se hacía cuerpo en el canto y en la danza popular, convertidos en oraciones coreográficas en conmemoración de la Virgen María, sustituto simbólico de la Pachamama, combinado con la visualidad del cine mudo que se proyectaba a comienzos del siglo XX en las oficinas salitreras. Por su parte, Carlos Flores del Pino, boxeador aficionado, cineasta, relató el viaje que hizo en 1981 a Iquique junto a Eugenio Dittborn para entrevistar al Tani Loayza, en el marco de una “investigación” que realizaban sobre el vice-campeonismo chileno; es decir, la manera (identitaria) de llegar siempre en segundo lugar. Sin embargo, la conversación entre Carlos Flores del Pino y Bernardo Guerrero estivo centrada en la fascinación de los boxeadores por la “percha”; es decir, por el andar siempre bien vestidos. El Tani tenía carrera en el extranjero, sin pasar por Santiago. Y cada vez que regresaba de viaje traía en sus baúles sendos trajes de caballero que regalaba a sus amigos. Eran los héroes locales que no necesitaban un monumento en piedra. Ellos ya eran monumentos por el solo ejercicio de la pose. Dittborn quedaba obnubilado frente a este modelo que lo hacía acelerar su pensamiento sobre fotografía. Pero, sobre todo, por el estatuto de la pose como un original sustituido-sustituyente. Esa noción sería tomada por Carlos Flores para ser investida como el diagrama de su filme “Idénticamente igual” que aborda “la historia de Fenelón Guajardo o el Charles Bronson chileno”. Un programa de televisión de Don Francisco había sido tomado como “documento encontrado” y reconocido como el soporte de una experimentación sobre la sujeción a un modelo, que era una manera elaborada de pensar sobre las relaciones entre matriz y copia. Todo eso tuvo lugar en el seminario-encuentro arriba de un bus camino a Pisagua, en el 2011. Este modelo inicial de intervención territorial, generado por Rodolfo Andaur, está en la base del libro “Territorios transformativos”, que acaba de publicar bajo el sello Gronefot Ediciones, y que reúne 57 textos “que fueron escritos y meditados en conjunto con artistas visuales, escritores, activistas, académicos e instituciones, da cuenta del accionar de un proceso curatorial que ha esgrimido, en primera instancia, para visibilizar las prácticas artísticas que han sido anudadas a las plurinacionalidades que presentan las territorialidades en cada rincón de este país” (Introducción).
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