ESTAR
En la última visita que realicé a la muestra que se acaba de levantar en “El Bodegón cultural” de Los Vilos hubo una obra que me impactó de sobre manera. En efecto, el título de la muestra era “Grabado local: memorias de tinta” y reunía una importante selección de obras de Beatriz Leyton, Virginia Vizcaíno y Lorena Villablanca. Local, quería decir, región: Valparaíso, Santiago y Chillán. Santiago, por cierto, entendido como región. Grabado: espacio regional subordinado, en un campo de arte metropolitanizado. Lo local, de nuevo: en Los Vilos. Vale decir, puerto de salida de un valle con sobre carga de marcas en el territorio. Antes que existiera un puerto, en el valle de Choapa las pinturas rupestres “ya estaban”. Cuando pensamos con el equipo de El Bodegón sobre cómo debía ser esta exposición de grabado, de inmediato acudimos a esta noción, porque ésta obligaba a determinar las invitaciones hacia artistas cuyas obras le estaban referidas. Estas trajeron desde otras regiones del país, otra noción de “estar (ya) ahí”. Se podrá hablar, entonces, de otro tipo de sobrecarga, que proporcionan las pruebas de existencia de otros estratos, relativos a los relatos de escenas de la vida cotidiana, a los delirios de los bestiarios locales y a los registros del escurrimiento del fango en la configuración de lugares de asentamiento básico. Esto no es una clasificación, sino un intento de poner nombre a intensidades de obra, que ordeno bajo la designación de “memorias de tinta”. Al final, se trata de recoger “historias impresionantes”. Así, en el cierre tuvo lugar una visita guiada con alumnos y profesores del Liceo Nicolás Federico Lohse. Este es el nombre de un pintor instintivo, héroe local de Los Vilos, que aparece mencionado por Waldemar Sommer en “Ingenuidad y creación” (Ediciones UC, 2022). Pero en el 2004, El Bodegón de Los Vilos realizó una exposición de sus obras. Ante la pregunta sobre el trabajo del curador, les hablé de la noción de encuadre. Pero les encantó el punto de partida del “ya estaban”. La conciencia del lugar, en general, motivaba la pregunta por el encuadre. No solo una exposición es uno, sino cada una de las obras. Lo cual permite asociar la noción de encuadre a la de “lonja de vida”. En esta muestra, las obras de Beatriz Leyton me conducen a fragmentos ya conocidos de la vida cotidiana de los ochenta-noventa, cuando trabajaba en estrecha cercanía del Taller de Artes Visuales. Partí diciendo que una de sus obras me impactó al momento de hacer la presentación a los alumnos. Me detuve un instante frente a ese grabado y fue como si lo hubiese visto por vez primera. Era una composición circular: un tondo. Habrá que pensar en el ”Tondo Doni” y la puesta en escena de la sagrada familia, teniendo de fondo una aglomeración de hombres y mujeres desnudas que simbolizan la antigüedad pagana. Miguel Angel pintó el tondo a solicitud del banquero florentino Agnoldo Doni, que deseaba conmemorar su matrimonio con Magdalena Strozzi y que para eso le hizo regalo de esta obra para colocarla sobre la cama en su dormitorio. Durante el Renacimiento, este formato fue asociado al matrimonio. Entonces, con esa pintura, “ya estaban” en la historia del arte para sancionar la conyugalidad. En el tondo local de Beatriz Leyton, hay un “hoyo negro” que contiene dos formas de acceso; una puerta y una ventana. Pero no. No es una ventana. Es un cuadro colgado en la pared, junto a la puerta. Esta señala el umbral de acceso a una recamara. Hay dos personajes. Uno está adentro, iluminado. El otro está afuera, en la oscuridad. Sus siluetas están invertidamente señaladas, significando una ruptura. Sus poses son ambiguas. Pareciera que se están secando los pies. Estarían saliendo del baño. Se estarían urgueteando los dedos, como la mujer en “Bad Boy” de Erich Fischl. Pero también, cada uno de los personajes está doblando un atado de ropa, porque estarían haciendo las maletas. ¿Qué me hace pensar en una partida? El grabado colgado en un extremo reproduce una escena de mesa en la que hay dos copas, símbolo de convivialidad. Una de las copas no está en su posición. Cayó. Se vertió su contenido sobre el mantel. Imagen de algo que “ya dejó de estar”.
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