+R



Music pinta con un poco de tierra y un grano de luz para fijar la levedad cuyo único peso es el de la cantidad de materia empleada en evocarlo.  En la pintura de Balmes que está colgada en mi oficina, no hay cuerpos. Hay un lugar de conmemoración, representado: una animita. Pintura del lugar. El lugar (de la muerte) en la pintura. El no-lugar (de la desaparición) en la pintura. Por eso, está partida en dos. La zona superior: el lugar. La zona inferior: erl fantasma. Son dos pinturas. La de arriba, sin embargo, aborda el mundo de abajo. La pintura de abajo trabaja sobre el mundo de arriba. Para rematar, arriba aparece una gruesa línea de horizonte sobre la que se distribuyen algunos signos. Si re-ordenáramos la posición, la franja negra dividiría el cuadro en dos. Balmes no iba a hacer eso. Lo que le importa es esta inversión de espacios, para poder enterrar el cielo. En una pintura, el cielo es lo que está arriba. Balmes pintaría una nube en el cielo de abajo, pero sería una evanescencia. Lo que hace es “pintar un dibujo”, amplificando las líneas de pliegue. Con eso arma una forma. Dispone sobre la superficie de lino crudo, el esquema de un cuerpo, a través de la evocación lineal de una camisa. Es la forma que adquiere el encubrimiento de la forma. La camisa en la historia de la pintura nos remite a Goya. Pero la camisa de Goya cubre el torso de un sujeto que está siendo asesinado. Apenas tiene materia, porque ya no será materia de representación, y sin embargo, permanecerá en nuestra consciencia museal como un mito irrenunciable. En la camisa de Balmes el asesinato ya tuvo lugar. No hay cuerpo. Las líneas indican cómo habiendo pertenecido a un cuerpo, recoge la señal que éste ha dejado; es decir, una mancha de sangre. Entendemos que una mancha de rojo bermellón hace aparecer el color como una evidencia. Una prueba forense. Pintura fresca. La pintura misma es una prueba forense. Ya lo mencioné a propósito de Edgar Morin. Es la mancha la que convierte  el esquema de líneas, en tela pintada. En el apósito absorbente que acoge la traza de que algo (grave) tuvo lugar, Adolfo Vera, en un ensayo, me trae “a colación” el texto de Derrida sobre Adami, donde define el trazo como incisión, como marca, como límite, umbral o frontera. Como huella, entonces. Pero esto no se queda aquí. Adami elabora un programa que se puede identificar con el que el propio Derrida intenta hacer en filosofía. Es decir, desarrollar condiciones mínimas para que tanto el dibujo como el pensamiento puedan levantarse contra toda idea de unicidad, de totalidad. No le puedo atribuir a Balmes semejante propósito. Puedo pensar que cuando Derrida llama “efecto+R” al (anti)sistema de semejanza quye Adami formula con los elementos mínimos del dibujo, Balmes formula una red anticipativa de acciones verosímiles realizadas por otros. Eso dependerá de los períodos consignados en las pinturas. La letra R, sugerida, adelantada, en las pinturas de 1965, no tiene el mismo valor sintagmático. En 1965 señala el “deseo de revolución”, mientras que en 1994 hace mención a la memoria de un pasado reciente. Aunque, ¿Qué digo? En Balmes, la R no está presente en las pinturas de los 80-90´s. No estoy del todo seguro. De todos modos, el +R de 1965, que podría significar “más revolución”, en 1985 puede ser transformado (leído) en “menos revolución”; que se aproxima a +R como “más resistencia”. Lo que hay es un programa denotativo, explicito, no ya como efecto, sino como “causa” (compleja). En este caso, ¿a qué llamaremos elementos mínimos? Líneas negras y líneas blancas. Las primeras requieren un fondo claro, de tela sin imprimar, para que la línea del dibujo se destaque, formando la representación sustituta de un cuerpo. Los segundos necesitan ¡una mancha de asfalto!, una zona entintada, para levantar la representación de unas animitas. Lo que viene es de otro corte. La espectralidad. Luego, la “instancia Quinchamalí” en esta pintura. Cosas que flotan; cosas que se emplazan. En la zona de abajo; en la zona de arriba. Balmes invierte para desplazar dos trazas constructivas, de arquitectura funeraria y de arquitectura vestimentaria. De cómo se levantan unas estructuras y de cómo se sepultan otras. Monumentos ceremoniales y santo sudario. Erguido. Yaciente. ¿A qué alude Balmes con su dibujo espectral? Sin duda, a los “vencidos de la historia”. A la sobrevivencia de los vencidos. Lo cual cambia el sentido del +R en Balmes. El deseo encubre lo real. Esto quiere decir que el +R se puede leer como +real, y lo real, es el modo cómo los vencidos sobreviven. Balmes no es un pintor de la desaparición; sino de la presencia diferida. Tampoco es un pintor del desastre, sino de la derrota. Que ya está firmada, asignada, como tal, en 1965, cuando realiza la serie de Santo Domingo. Cuando hablo de diferido, no lo hago en sentido lyotardiano. No en términos de diferencia irreductible. Simplemente me atengo al sentido contable; como un cheque de pago diferido, conocido como un cheque emitido en una fecha, pero para ser cobrado en una fecha (muy) posterior.


Comentarios

  1. La animita corresponde al lugar donde aparecen los cuerpos de Nattino, Parada y Guerrero. Existe un dibujo al carbón de esta misma animita, que fue destruida, y Balmes dibujas los restos que quedan in situ y aparecen en esa pintura.

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