ANUNCIACIÓN


En relación con la última columna, es preciso insistir en esta hipótesis polémica:  sabiendo que debe enfrentar el modelo de la pietá en el terreno de las transferencias, Gonzalo Díaz recurre a una imagen de pureza marial, proveniente de la marca italiana que se hace portadora de un primitivismo flamenco inconsciente, asociado a la leche materna, cuya fortaleza evocadora referencial es la vaca holandesa.  En esta imagen es posible advertir un risueño comentario sobre el drama heroico-performativo del CADA, que hace un homenaje al medio litro de leche consignado en el programa de gobierno de Salvador Allende. Según Diderot, una pintura se lee según las reglas de la retórica. Yo diría, más bien, de acuerdo con el método de una investigación policial: ¿Quiénes son los actores? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Qué sentimientos abrigan? Entiéndase, los motivos. ¿En qué coyuntura politico-social tiene lugar la acción? Gonzalo Díaz permite leer esa obra como una plegaria para conjurar la agresión a la matriz de una historia reprimida. Al mismo tiempo, no trepida en incomodar el referente católico desfalleciente, oponiéndole una imagen virginal que posee una cofia de servicio doméstico, determinando la modestia de María, como referencia hipertextual dispuesta a limpiar los pecados ligados al monocromo impuesto por los impresos dittbornianos. No hay que olvidar que Dittborn ha sido autor de una “historia de la pintura”, a cuya determinación gráfico-caricatural Gonzalo Díaz le va a oponer la “imagen encontrada” de la muchacha de servicio, afirmando la Anunciación de la buena nueva en la pintura chilena. De todos modos, Gonzalo Díaz ya tenía un antecedente en la crítica literaria, para realizar la lectura jocosa de todos esos referentes obligados.  Así como Kristeva era empleada como infraestructura para la des/surrealistización de Leppe,  Barthes será utilizado por Gonzalo Díaz para introducir la jocosidad  en el análisis textual, recurriendo al estudio del logo de una marca de quesos, muy popular en Francia, cuyo nombre es “La vache qui rit” (La vaca que ríe). Es decir, la vaca holandesa que se ríe de toda esta performatividad. Los lectores de “Mitologías” recordarán que se trataba del análisis de un método de incrustación de la imagen, a partir del primer plano de un retrato de vaca, que, sonriente, portaba unos aros fabricados con cajas circulares de envases del queso en que, a su vez, estaba impresa la imagen de una vaca que exhibía unos aros, expandiendo una deriva que se perdía imaginariamente en el infinito. Era, sin duda, una vaca que se reía en la fila. Barthes vendría a ser el criterio de autoridad para realizar el trabajo intertextual, cuya filiación conducirá al paquete del detergente -KLENZO- a partir del cual Gonzalo Díaz producirá la serie de la “Historia sentimental”.  La parodia  re/comienza cuando la sirvienta holandesa prefigura el traslado de los “primitivos flamencos” a la escena chilena.  Digamos que quería demostrar que en la pintura chilena existía una instancia flamenca y que no lo sabíamos, cuando declara que la mujer impresa en el paquete de KLENZO es la “Madonna de la pintura chilena”. Escribe la frase formando parte de una letanía doblemente paródica. Ella vendrá a salvarnos del grumo del monocromo dittborniano. La madonna será rebajada a la condición de una sirvienta cromática, en el marco de una relación familiar dependiente, donde el mozo de Santa Carolina ejercerá de Arnolfini sustituto. Es la razón de porqué Gonzalo Díaz imprime los dos personajes encontrados en una misma composición, formando parte de su envío a la Va Bienal de Sidney. En algún otro lugar ya he señalado que el mozo de la etiqueta, vestido de “etiqueta”, corre, solícito, a atender a un cliente. Probablemente, un curador internacional de visita en ese momento en que nadie venía. Junto a la imagen del mozo, Gonzalo Díaz imprimió la frase “This is the chilean performance”, en una cómica alusión al servilismo de quien reproduce un gesto alusivo a una de las manifestaciones del arte corporal chileno. Fue un clin-d’oeil a la performance de Leppe, “El día que me quieras”. Después de parodiar el “trabajo de la leche”, viene a mofarse del arte corporal; para terminar  banalizando la estética del monocromo. Esta sería una fila de risas, en consonancia con el dicho “reírse en la fila”.  Las referencias paródicas a la historia sagrada son más que evidentes. El mozo es portador de una bandeja en la que se ha dispuesto una reproducción de la cabeza de Frida Khalo, en el lugar de la cabeza de Juan Bautista, en un momento en que la artista es declarada madonna del arte latinoamericano. Habrá que advertir, en consecuencia, la importancia que tiene en este contexto la hoz y martillo impresos en escorzo, que provienen de una fotografía de Frida en el hospital, cubierta por unas sábanas bordadas con la hoz y el martillo, obsequio del partido comunista mexicano. Nueva parodia, esta vez, que apunta a la internacional comunista que borda su marca de origen en el sudario, en anamorfosis, cuando éste ha sido convertido en el significante político chileno, para recoger los residuos de un cuerpo desfalleciente, como síntoma de época.  Frente a esta imagen, la sirvienta impresa con su cofia holandesa se presenta con los brazos abiertos, portando en una mano el certificado de su filiación en la historia criolla de la imagen de servicio, mientras en la otra sostiene el trapo con el que se dispone a fregar todo indicio de residuo, en la historia, enfrentando no solo el modelo de la pietá, sino también, parodiando a la fregona que  limpia  la vereda de acceso a un prostíbulo, para borrar las huellas de quienes han accedido a él -sustituto invertido del templo-  y acarrean a la salida el grumo viscoso de sus deposiciones pegado a la suela de sus zapatos.  Todo eso de que hablo ya había tenido lugar, en una escena de la que Gonzalo Díaz estaba excluido. De modo que, a su regreso, marxistamente hablando, realizó una lectura de la situación concreta,  y analizó el porvenir de una ilusión, acudiendo a la base bíblica que se había convertido en la lengua común del “arte de avanzada”.   




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